La planta de alcaravea, de la familia Apiaceae, como el perejil, no supera el metro de altura (mide normalmente entre 40 y 80 centímetros). Sus tallos miden unos 20-30 centímetros.
Sus hojas son de un color verde luminoso, con aspecto plumoso, mientras que las flores, diminutas, con cinco pétalos aovados, son blancas o de color rosado y surgen en forma de umbela.
Crece en terrenos fértiles, calizos y con un buen drenaje, ya que no se lleva bien con la excesiva humedad ni con los suelos donde predomina la arcilla.

Su crecimiento requiere de temperaturas frescas, entre los 15º y los 25º, y de luz solar directa o parcial. La humedad relativa debe ser de entre un 65-70%.
La planta de alcaravea abunda en estado silvestre en los prados y pastizales de zonas montañosas de no más de 2.000 metros de altitud de casi toda Europa y Asia.
En España es frecuente encontrarla en los Pirineos, los Picos de Europa y las sierras del sur de Aragón.
Cuanto más al norte sea la latitud en que se cultive, mayor concentración de aceite esencial tendrá. Y cuanto más sol, mejor para la calidad del mismo.
Uno de los principales productores del mundo de esta planta medicinal y comestible es Finlandia. También se cultiva en países del centro de Europa, Holanda, Marruecos, Rusia, Jamaica, la India, Egipto, y en Canadá y Estados Unidos, donde está naturalizada.
En los terrenos de la antigua Yugoslavia el cultivo de alcaravea era muy habitual hasta principios de este siglo. Era tal su producción que en el año 1963 emitieron un sello conmemorativo.
En los cultivos masivos modernos se cosecha con segadoras.
Las partes de la planta de alcaravea
B) Parte superior de la planta.
1 y 2) Flores aún no abiertas, desde diferentes lados, agrandadas.
3) Flor completamente abierta y desarrolladas.
4) Pétalos de la flor.
5) Estambres.
6) Granos de polen.
7) Pistilo.
8) Pistilo en corte longitudinal.
9) Ovarios en sección transversal.
10) Un conjunto de frutos, ligeramente agrandados.
11) Frutos maduros, oxicarpos.
12) Medio fruto en sección longitudinal, mericarpio.
13) Fruto (ovocarpio) en sección transversal.
Cómo cultivar alcaravea: guía de siembra
El cultivo de la alcaravea, a pesar de ser una planta silvestre, puede realizarse hasta en el hogar y es muy cómodo porque apenas necesita cuidados.
Un balcón, una terraza, un patio o un pequeño jardín o huerto donde dé el sol son sitios donde podrás sembrar estas plantas.
Para ello, la forma más fácil y barata es enterrar ligeramente las semillas en tus jardineras o terrenos lo suficientemente separadas para que tengan espacio para crecer.
En el caso de que quieras pocas plantas, bien como ornamento o por su condición aromática, las puedes sembrar a partir de marzo.
Los expertos aconsejan que, una vez que empiecen a salirle unas cuantas hojas, debes procurar que cada planta tenga un perímetro mínimo de entre 10 y 20 centímetros a su alrededor para poder desarrollarse.

Otra opción es depositar en abril una sola semilla en macetas individuales. Procura que tenga unos 25-30 centímetros de diámetro el macetero.
En cualquiera de los dos casos, bastará con regarlas con el agua justa para que la tierra se mantenga un poco húmeda y las verás crecer en muy poco tiempo.
No dejes que entre riego y riego el terreno se seque por completo, ya que en condiciones de sequía la planta detiene su crecimiento.
Durante el proceso de floración es fundamental que le dé bien la luz para que se pueda desarrollar en su máximo esplendor. En ese periodo deberás reducir a la mitad la cantidad de agua con la que la regabas el primer año.
Si deseas una mayor plantación, haz la siembra a primeros de mayo, cuando ya empieza a subir la temperatura, con una distancia entre semillas de unos 40 centímetros.
En unas dos o tres semanas habrán salido simplemente, insistimos, con un riego mínimo que permita que la tierra esté ligeramente fresca.
Su follaje es mejor que se mantenga seco cuando riegues la planta, de modo que recurre si puedes a una manguera de goteo o hazlo con cuidado.
Cómo cuidar de las plantas
La alcaravea, como comentábamos antes, es una planta muy agradecida, ya que su cultivo es sencillo y, además, al igual que el resto de las apiáceas, no es víctima habitual de enfermedades ni parásitos que deban preocuparte.
El cuidado de la alcaravea no te llevará apenas tiempo ni te supondrá más esfuerzo que arrancar las hierbas de las plantas aún no maduras, en previsión de que irán ganando altura de forma veloz.
Puedes acelerar el crecimiento de tus plantas de alcaravea añadiendo, a finales del otoño o en los albores de la primavera, un poco de compostaje o mantillo a la tierra, que no debe estar demasiado compacta.
Recolección y conservación de los frutos
De la alcaravea se aprovecha todo. Si lo que deseas consumir son los tallos o las hojas puedes hacerlo durante el primer año, ya que esas partes vegetales estarán más tiernas y frescas.
Pero si lo que buscas es el fruto, tendrás que esperar hasta el verano del segundo año para proceder a la recolecta. La raíz también es comestible tras la cosecha.
La floración tiene lugar en la primavera siguiente a la de la siembra, por lo que para recoger las semillas deberás esperar un año.
Entre finales de julio e inicios de agosto dejarás de regar las plantas y vigilarás cómo va la maduración de los frutos.
Sabrás que los granos están preparados para la recolección cuando luzcan un uniforme color marrón clarito o de tono medio, y empiecen a caerse solos de la umbela.
Para terminar su proceso de maduración, puedes cortar los tallos de grupos de flores y poner estos ramilletes a secar boca abajo en un sitio aireado y sin luz.
Consejo: pon una tela o plástico en el suelo para las semillas que vayan cayendo solas y unos cuantos días después sacude un poco los tallos para terminar de obtener todos los frutos.
Si no recoges los frutos, las simientes que contienen harán que las plantas se autosiembren cada año.
Los frutos debes guardarlos en algún bote o caja de cierre hermético y asegurarte también de que sea opaco y seco para su correcta conservación.
Nota: Las semillas puedes sembrarlas durante el otoño y es posible que la alcaravea florezca en la primera temporada de crecimiento.
De ahí que en algunas partes puedas leer que se trata de una planta anual, si bien su ciclo natural es bienal. Algunos cultivadores aseguran que la variedad anual presenta un sabor más dulce que la bienal.
A veces, la planta de alcaravea incluso puede crecer un tercer año a toda su altura y producir semillas.
Durante el segundo y tercer año es capaz de soportar inundaciones por lluvias torrenciales primaverales. En cambio, en inviernos muy secos y con poca nieve puede llegar a morir.
Cuando las plantas mueren, asegúrate de recortarla bien para que vuelva a crecer la siguiente primavera.
Compañía y propagación
La planta de alcaravea posee unas raíces largas que pueden ayudar a descomponer y acondicionar los terrenos para otras especies.
Además de eso, atraerá avispas e insectos parásitos, contribuyendo de esta forma a proteger a otras especies en plantaciones agrícolas.
Las abejas productoras de miel favorecen el desarrollo de la planta. La compañía de la alcaravea resulta beneficiosa en plantaciones de fresas o guisantes.
Es habitual plantarla al mismo tiempo y en el mismo espacio que el cilantro, que madura y se cosecha antes. También se lleva bien con las plantas de lentejas, lino, mostaza y canola.
En cambio, es mejor que evites cultivarla junto a otras plantas umbelíferas como el hinojo y el eneldo. Tampoco soporta las malezas, de modo que procura que crezca en suelos «limpios» de malas hierbas.
Al término de su ciclo vital natural, la alcaravea puede volver a sembrarse de nuevo sin problemas. Eso sí, si no la cuidas mínimamente, puede llegar a resultar invasiva.
La planta de alcaravea se propaga de dos formas. La más común y frecuente es, como hemos visto, a través de las semillas, pero también puede hacerlo a través de esquejes de la propia planta.
Para garantizar la reproducción, estos trozos de tallo deberán tener entre dos y cuatro hojas.
Bastará con introducir el esqueje en la tierra húmeda, mantener el cultivo regado y fuera de la luz solar directa para que con el tiempo empiece a echar raíces y crezca la nueva planta.
Enfermedades de la planta de alcaravea
Como comentábamos antes, no es una planta que se caracterice por enfermar de gravedad, ni con facilidad, pero no está libre de algunos virus o bacterias.
La raíz, por ejemplo, puede pudrirse a consecuencia de un exceso de humedad o estropearse ante temperaturas muy bajas.
El fastidioso tizón del phoma es un hongo que puede transmitirse desde las semillas a los tallos, hojas y flores. Aparece normalmente debido a riegos excesivos o suelos pobres en nutrientes.
Para evitarlo se recomienda aplicar con regularidad un fungicida, además de recolectar los frutos secos y sin lesionarlos.
El Aster amarillo, por su parte, es un problema que pasa de una planta contagiada a una sana a través de unos pequeños insectos.
Ahí la solución pasa por eliminar la planta afectada para evitar que infecte al resto, dado que no hay tratamientos de cura efectivos.
Plantar cerca flores como geranios o alegrías ayuda a prevenir la plaga dado que son inmunes a esa enfermedad.
Más información sobre la alcaravea
Ahora que ya sabes más sobre la planta de alcaravea, te interesará conocer todo lo que te puede aportar: